Una de las cualidades más apreciadas del concreto es que proporciona un gran número de posibilidades, más allá de los aspectos pragmáticos que comúnmente conocemos como el ser un material duradero, resistente, económico y de poco mantenimiento. Las posibilidades de diseño y apariencia lo hacen un material totalmente manipulable desde el punto de vista artístico y decorativo.
EL CONCRETO ARQUITECTÓNICO
La definición de concreto arquitectónico del American Concrete Institute es la de un concreto cuya superficie es visible con una función estética predeterminada y cuya masa atiende requisitos físicos, mecánicos y de durabilidad.
La PCA (Portland Cement Association) sostiene que es posible hablar de concreto arquitectónico cuando el concreto por sí mismo, o a través del tratamiento superficial que le apliquemos, permite ser el protagonista del aspecto, acabado, o si se quiere, personalidad de lo edificado, sin dejar de lado su función estructural.
Cuando se emplea el concreto puramente como material estructural, la imagen exterior del edificio experimenta una importante transformación, debido a que la construcción adquiere un tratamiento posterior, es decir, sus fachadas se revisten y el concreto ya no es visible. La situación es otra cuando el concreto se deja visto como superficie de acabado, en algunos casos sigue siendo portante pero al mismo tiempo es el material de acabado de la piel externa.
El concreto arquitectónico (también llamado concreto visto) es, entonces, un concreto que tiene unos requerimientos especiales que conciernen a la apariencia de su superficie. Su apariencia varía según el sistema constructivo utilizado. Las superficies pueden reflejar el encofrado, pueden trabajarse manualmente una vez desencofradas o pueden tratarse de otras muchas maneras, ya que existe todo un espectro de posibilidades arquitectónicas que dependen de los cambios de una época a otra.
Este material sorprendente merece bien la denominación de “piedra líquida”, fluido en estado fresco y sólido cuando fragua, mezcla líquida que se transforma en piedra. Gracias a estos dos estados sucesivos y a su naturaleza inesperada ofrece esencialmente gravedad material, inercia térmica, mecánica y, sobre todo, expresividad volumétrica y artística.
Propiedades como forma, textura y color son el común denominador de un abanico de posibilidades, de variaciones y de usos que le proporcionan al arquitecto un alto grado de efectos táctiles y de manipulación.
EL CONCRETO DECORATIVO
El concreto decorativo, si bien puede ser también un concreto arquitectónico, su diferencia radica en que considera además la implementación de diversas técnicas, métodos y aditivos complementarios, ya sea en estado fresco o endurecido para lograr diferentes acabados y texturas que permiten en gran medida simular otro tipo de materiales convencionales, que pueden ser más costosos o requerir mayor mantenimiento en la puesta en servicio.
Estos concretos de gran flexibilidad admiten una inmensa variedad de usos: en paredes, muros de contención, dinteles, fachadas, patios, pavimentos de calzadas, aceras, plazoletas, pisos interiores, piscinas, escaleras, etc.
Los sistemas se aplican mediante metodologías horizontales y verticales de recubrimiento que requieren un trabajo preparatorio menor comparado con otros productos modernos actualmente disponibles en el mercado. El concreto decorativo registra importantes ventajas sobre piedra natural, piedra manufacturada y otros materiales de construcción, como el granito, ladrillo e incluso madera. Asimismo, se obtiene una importante reducción de costos con su empleo, además de lograr resultados decorativos realmente sorprendentes.
Cuando el concreto se utiliza con fines decorativos pueden obtenerse distintos efectos y acabados mediante la combinación de colores y texturas; por ejemplo, pueden desarrollarse superficies de agregado expuesto alternadas con losas de concreto coloreado escobado o con textura, concreto estampado con imprimaciones coloreadas tipo stain o tintes superficiales permanentes, concreto coloreado liso con tratamientos superficiales como chorro de arena o acabado logrado con granos de sal, entre otros.
Además existen sistemas de recuperación estampable para restaurar el concreto viejo o desgastado en superficies decorativas y texturizadas, que dinamizan espacios y ofrecen una gran variedad de modelos y colores.
Los concretos decorativos son sistemas increíblemente duraderos cuando se realizan de manera efectiva y con productos de calidad: de altas resistencias superficiales, antideslizantes, de bajo mantenimiento y resistentes a las manchas y moho, pues generalmente se recubren con sellos acrílicos base solvente o de poliuretano transparentes, con el fin de preservar a medio y largo plazo los efectos estéticos obtenidos.
Los concretos arquitectónicos y decorativos, más que una técnica, son un concepto o filosofía para ser compartida por todos aquellos que hacen parte del oficio de la construcción, de acuerdo con sus tradiciones y tendencias. Implica para el arquitecto y el constructor la determinación de crear y llevar a cabo un proyecto en relación con tres hechos primordiales: técnica, estética y un proyecto económicamente equilibrado. No son solo el resultado de una receta, son la consecuencia de la aplicación de un método que puede ser personalizado en términos de las características específicas de cada proyecto.
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